No esta noche no, esta noche mis letras no buscan perjudicar
a nadie o enterrarse en alguna parte; vienen muertas, como de costumbre
arrastrándose, pero es la pena y la vergüenza el aditivo especial de esta
ocasión.
Del cuervo se han querido librar, quienes se llegan a enamorar
de él. Fue una trampa, el cuervo no les
dejo libres, confinó su corazón en el encierro. Sintieron la necesidad de
gritarle: ¡Libertad también es amor! ¡Líbrame de ti! ¡Necesito que me dejes
sola! ¡Que me dejes en paz te digo! En
este caso, muchas no se atrevieron a decírselo a la cara ¿Quién tendría el
valor para pedir algo de libertad? Pocas lo hicieron a las palabras, la mayoría
de las que quisieron librarse del cuervo lo hicieron a escondidas, de puntitas,
entre las sombras. Debajo de la mesa, huían de su afecto opresivo, celoso y
posesivo. Buscan un amor menos comprometido, uno que no les encerrará tanto y
les redujera a un solo corazón al cual amar.
Del cuervo se han querido encaprichar, quienes se llegan a
enamorar de él. Fue una condena, el cuervo no les presto atención jamás, olvidó
que le querían. Sintieron la necesidad de gritarle: ¡Yo te amo! ¡Por favor no
me dejes, aquí sigo para ti! ¡Que no me dejes te ruego! En este caso, muchas
perdieron el valor por sí mismas y dieron todo a cambio por un segundo más con
el cuervo, le pidieron su compañía sin jugar a las escondidas, le decían a
quien fuera y sobre la mesa: Yo quiero estar contigo y solamente contigo. Ellas
querían su afecto celoso, opresivo y posesivo. Buscan un amor más comprometido,
uno que les encerrara tanto y les redujera a un solo corazón al cual amar.
Del cuervo se han querido sobrepasar, quienes se llegan a
enamorar de él. Fue una tiranía, el cuervo soportó los abusos que exprimieron
sus virtudes y evidenciaron sus flaquezas. Sintieron la necesidad de gritarle:
¡A mí me obedeces o te dejo! ¡Aquí se hace lo que yo quiera, pues yo soy tu ama
y te he domado como a una fiera! ¡Obedecerás todo lo que te diga, cuando te lo
diga, como yo te lo pida! En este caso, muchas lo explotaron, le quebraron sus
alas, le patearon y pisotearon el pecho, lo dejaron afuera esperando en el frío
desplumado, descubierto. Le vieron la cara, le escupieron a sus buenas
intenciones y usaron su bondad para su beneficio. Se dejó llevar por la manipulación
y la presión, así se convirtió en idiota. Buscan un amor que les complazca y
les traiga recompensas, uno que les sea útil cuando lo dispongan y les amplíe
su comodidad para que su corazón esté tranquilo y contento.
Del cuervo han querido lo mejor para su vida, quienes se
llegan a enamorar de él. Fue una gloria, el cuervo tuvo en todo momento la
oportunidad de volar lejos, pero prefería quedarse a pesar de los defectos y
los problemas. El cuervo sintió la necesidad de gritarles: ¡A ti te amo por
dejarme libre y permitirme dejarte libre! ¡A ti no quiero dejarte porque te
esfuerzas en entenderme y quererme! ¡A ti no te pienso fallar, no te pienso
mentir, no te pienso lastimar, te pienso amar y lo haré! En este caso, del que
se sabe poco, una sola lo cuidó, lo apoyó y le entregó lo mejor de sí. Le dio
ánimos para que emprendiera el vuelo por donde sintiera mejor sus ganas, le
enseñó que difícil es amar y fácil es renunciar. Creó sueños, se desilusionó
también por su puesto. Pensó en él y el
cuervo pensó en ella, tanto en las decisiones significativas, como en las que
llevaban un resabio de simpleza. Ambos se dieron paz, comprensión, afecto y
amor. Buscan un amor que les deje, que prospere en la adversidad y en la
armonía se intensifique, que les cambie la vida y que el corazón de ambos, no
sean los mismos jamás.
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