Napolitano de Maples
El cuervo y la Calabaza
PERSONAJES
Christiansen Velasco, detective y amante del show de la
calabaza. Esposado con Alemania Brackwell.
Alemania Brackwell, institutriz de música y arte.
Gaspar Mendoza, jefe del departamento de policía.
San Abeludio, padre de la parroquia.
Doña Pacha, dueña de la casa de lenocinio.
Grim, doctor en medicina forense.
Johnson, asistente del doctor Grim y estudiante de la
facultad de Medicina en Munich, Alemania.
Wilt, pupilo del
doctor Grim y cuervo mutante.
ACTO PRIMERO
El show de la calabaza
(En el departamento de los Brackwell. Sala de
estar, una mañana íntimamente cubierta por tardías nubes asomándose en la
ventana. Ubicado en la calle Schicksal. El departamento se esconde tras un
jardín modesto de petunias y orquídeas, acorralado en sus esquinas por abetos
que huyen en fila india.)
VELASCO: (Leyendo una pequeña cajita de
cigarros) “Brutalidad córvida. Si tuvimos éxito en adaptarnos, lo tendremos
en acabarlos a todos”.
ALEMANIA (molesta): ¡Ya basta, estoy
harta de tantas frases absurdas!
VELASCO (vehemente): Pero los
cigarrillos no mienten. Son tan buenos para verse naturalmente calificado,
hacen a uno muy sofisticado.
ALEMANIA: ¿Solo por fumarlos? No, no son los cigarrillos los que mienten. Son…
VELASCO (interrumpiéndola con un tono
premeditado): Bueno sí, las compañías son las que mienten con estos estereotipos,
¿pero qué hay de mentira en ésta caja? (le
muestra la cajita) Dijiste justamente lo mismo de la anterior. (Sentándose en el sofá) Y por si fuera
poco, lo mismo dices de Wagner, de Wilde, de Woodrow Wilson y su único delito
es llevar una letra W al inicio.
ALEMANIA: Bueno sí, soy rara, ¿y qué? Tan solo pienso que ésta vez es rotundo lavado de cerebro. A ver (en
un tono burlón) ¿Cómo que “si tuvimos éxito en adaptarnos, lo tendremos en
acabarlos a todos”? ¿Es un chiste? Osea como que un grupo de cuervos nos piensan matar.
VELASCO: Mi “Niche” ¿Qué te ha obligado a encarcelarte en esa creencia?
ALEMANIA: ¡Es que tan solo mira la seguridad con la que lo dicen! Es enfermiza,
su crueldad me simula un congreso de chimpancés sonrientes.
VELASCO: Querida, no están hablando de córvidos paseriformes, sino de que los
cigarros son la principal causa de muerte en nuestro pueblo.
ALEMANIA: (confundida y mirándole
absorta) ¿De veras?
VELASCO: Sí, en serio, por eso mira (se
levanta del sofá y le pone la cajita en la mano) aquí dice: “Si tuvimos
éxito en adaptarnos” se refieren a su posicionamiento en el mercado. Y lo demás
evidentemente forma parte de la advertencia que legalmente la compañía tiene
que enunciar.
ALEMANIA (mirando atónita la cajita)
¿Una especie de “fumar es causa de cáncer”?
VELASCO: Sí; además querida están patrocinados por el show de la calabaza.
ALEMANIA: Y duro y dale con la calabaza. Ten tu horrible caja (Deja la caja en la mesita de centro y se dirige a la cocina).
VELASCO: Calidad al máximo porcentaje.
ALEMANIA: ¿La semana pasada qué fue lo inesperado? (Se escuchan crujidos de platos desde la cocina).
VELASCO: Una mujer ciega recuperó la vista.
ALEMANIA: ¿Y qué? ¿Solo mordió la calabaza?
VELASCO: Pues sí. Como en cada domingo, tres concursantes necesitados de un
milagro realizan una serie de competencias. El ganador muerde la calabaza y es
curado.
ALEMANIA: No me parece nada justo. No hay juez humano que pueda elegir quien
merece un milagro; excepto por ese cantante, (con un aire de suspiro) Leo Jiménez.
VELASCO: Tú y tu obsesión por Leo. (Enciende
el televisor).
ALEMANIA: Además, ¿cómo es que ganó la competencia una mujer ciega? ¿Los otros
que tenían? ¿Estaban inválidos o mutilados?
VELASCO: ¡Oh Dios no! Todos los competidores, eran ciegos. Así es más justo y
entretenido. La próxima semana, (Prepara
un cerillo y enciende un cigarro) ¿quién sabe? Nadie puede averiguar en qué
consistirá el próximo milagro.
(Entra Alemania a la Sala muy agitada)
ALEMANIA: ¡Velasco apaga ese cigarro a la voz de ya! No me gusta que andes fumando sus fumadas mentiras.
VELASCO: Alemania, amor mío, es un vicio mío inveterado. Fumo para ver el show
de la calabaza, sino lo hiciera moriría de nervios. ¿Quieres que eso suceda?
ALEMANIA: (Observa con desprecio a
Velasco) ¿De qué hablas?
VELASCO: (Dramático) ¡No! ¡Tú! ¡Mi
esposa! ¡Deseándome la muerte aun en nuestro aniversario de bodas! (Se tira a la alfombra sin dejar de sujetar
el cigarrillo con los dedos)
ALEMANIA: Ni es nuestro aniversario, ni la muerte te deseo, así que levántate
de la alfombra y deja de andar de teatrero.
(Velasco se levanta y se vuelve al sofá)
VELASCO: Ya va a comenzar el show de la calabaza…
ALEMANIA: Velasco, hablo en serio…
VELASCO: (Entre inhalaciones de cigarro)
Lo dejaré la próxima semana, la próxima. Mientras ven, siéntate, vamos a ver el
show de la calabaza juntos. (Golpetea el
asiento cómplice del sofá)
ALEMANIA: Tú no cambias ¿verdad? Sí ya vi ya empezó el show de la
calabaza. Y cuando eso sucede, (con tono
lúgubre y nostálgico) tú no le prestas ni un ápice de atención a tu
bellísima y siempre joven esposa.
VELASCO: No hagas drama y mejor dime, ¿por qué no crees en el show de la
calabaza?
ALEMANIA: (Con exagerada pasión)
¿Esta institutriz debe acaso tolerar la disidencia en su propia morada? No hay cuartel
para una enamorada, la única tregua de esta era, es el respaldo de una
trinchera que ruge como fiera.
VELASCO: Tenías que ser música y artista… Se te da bien eso de andar con el
poemario, digo, (con un tono irónico)
son tus ojos poesía dentro de un armario.
ALEMANIA: Copión… Ese tono solo lo uso yo. Y no, no quiero ver el programa ese. Me
compadezco de todos aquellos que les gusta andar viendo mentiras en la tele. Voy a seguir fregando los trastes, si me disculpas...
(Vuelve Alemania a la cocina)
VELASCO (Sin despegar la vista del
televisor): No los friegues, sólo lávalos que ya hay pocos.
ALEMANIA: Los milagros no se dan como cualquier cosa Velasco. Ni en cualquier
parte, están dotados de cierto misticismo. Si tú crees que por morder una
calabaza conseguirás cura a tu “mal”, debes estar convencido inconscientemente
que el engaño te hace sentir bien contigo mismo ¿Qué chiste tiene prender el
televisor y esperar a que el mundo se resuelva con milagros? Eso no ayuda en
nada, por eso no creo en la calabaza esa.
VELASCO: Sí, puede que sea un mensaje subversivo de la realidad, un arte de la
vieja magia negra. Puede que nos tengan sujetados aquí a mirar programaciones
que nos dan esperanzas, que nos hacen sentir que todavía en este mundo avieso y
travieso hay cosas buenas o rescatables, como un simple milagro. (Alemania se dirige a la sala caminando
súbitamente de puntitas, curiosa, queriendo escuchar cada palabra con cada una
de sus orejas).Puede que llenen de miel los tarros de la bodega inmersa en
el corazón, puede que la calabaza sea la perfecta seña de que la credulidad de
las personas ha llegado tan lejos como para creer en cualquier lujuriosa
mentira, puede que… (Levantándose del
sofá como levitando con energía) ¡Momento están anunciado los concursantes!
ALEMANIA (Decepcionada): ¡Ay amado
mío ibas tan bien! Esta noche nos íbamos a acurrucar sin holgura ni
censura en nuestro nido de caricias y en nuestro nudo de fluctuaciones
amorosas. Es una pena que la realidad sea más incompleta y tan poco diversa.
Sigo compadeciéndome de ti, pobresito Velasco traga mentiras.
VELASCO: (muy serio) La empresa
lidera un engaño buenísimo. No creas que me creí todos los shows de la
calabaza, (se arrodilla ante Alemania)
estos ojos solo recuerdan la herejía que inyecta tu poesía; una revolución
amada mía que amanece en el tacto de tus besos, que se mese con los enredos de
tus brazos, que se duerme con… (Se dirige
de nuevo al televisor) ¡Por Zeus! ¡Los competidores de esta singular
ocasión son mimos sin lengua!
ALEMANIA: (muy enfadada) ¿Y yo qué Velasco? Solo cuando hay comerciales me prestas atención, a ti te valgo gorro ¿no es cierto? No perderé un
segundo más. Voy por mi abrigo.
(Alemania sale como una ráfaga de la sala hacia el dormitorio
y suena el timbre)
VELASCO (Gritando): Alemania, el
timbre. No puedo perderme ni un segundo de los mudos mimos.
(Alemania entra a la sala ya abrigada y abre la puerta.)
ALEMANIA (admirada): Señor padre de
nuestra bendita parroquia ¿A qué debemos su inusitada visitada?
ABELUDIO (con serenidad): Nada en
específico hija mía, iba cruzando yo la calle cuando escuche un grito
revelador, muy revelador insistiría yo.
ALEMANIA (perpleja): ¿Revelador dice
usted padre? ¡No! Si aquí los gritos ya no son revelación, son vibraciones
bautizadas por un obsesionado al show de la calabaza.
ABELUDIO (nervioso): Escuche
claramente que aquí adoran a un tal Zeus y ya no más a Dios. (Alzando el par de cejas) ¿No será que
dejaron de creer en la verdad y el bien común del reino de Dios?
ALEMANIA (molesta voltea a ver a Velasco):
No padre, no mal piense usted; por favor, sea tan amable de disculpar esos
gritos obscenos y profanos. (Regresa la
mirada al padre Abeludio) Aquí no somos ningunos mundanos, entre ya usted a
su pequeño templo, a este humilde recinto.
(Alemania
hace pasar al padre y Velasco se pone de píe aún sin despegar la vista del
televisor)
VELASCO: ¿Qué tal Abeludio? ¿Cómo le va? (Estira
la mano hacía el padre)
ABELUDIO: No, no me llame Abeludio, que por algo estudie en la escuela de
monaguillos., pos este (Le estrecha la mano luego
de torcer el gesto) Dígame padre o de perdida San Abeludio.
ALEMANIA (apenada) Yo justito estaba
por salir padre, me dirigía a la escuela a dar clases. Espero no cause
peripecia y menos de las inundadas. Este Domingo vamos a la Iglesia sin falta ¿sí?
ABELUDIO (de nuevo sereno) Sí hija,
no te preocupes. Si las respuestas de tu marido no son las que requiere una
mujer verdaderamente amorosa, no tienes por qué quedarte. (Le acariña la espalda y hombro) Ve tu sola y cumple tu obligación
ante el reino del señor como todos los demás y yo te daré una purificación personal ¿de acuerdo? (El padre saca
lápiz y cuadernito de notas en mano).
ALEMANIA: ¿Qué es eso padre?
ABELUDIO: Es el nuevo sistema de conteo que hay en el pueblo. (Diciendo entre dientes y con tono misterioso)
Uno debe prevenirse en todo momento de los infieles a la Iglesia que no deseen el reino de la salvación.
VELASCO (Con risas): ¿Salvación
Abeludio? No me haga reír, la Iglesia jamás podrá ofrecer ni la mitad de lo que
el show de la calabaza ofrece. Ustedes nos roban cada domingo y, ¿para qué?
¿Para enriquecerlo con nuestro diezmo y limosnas? Yo pasó Abeludio. Y es mejor
que se marche, aquí no queremos su control mental.
ALEMANIA (sonrojada): Espero en
verdad, pueda perdonar a mi esposo, no le haga caso es un hombre
bueno en verdad y a veces pierde su constancia en el camino correcto pero ya
veré cómo le devuelvo a su sitio.
ABELUDIO (voluptuoso): No se confíe
hija mía, que el mal es una lápida que a pesar de esta enterrada emerge de la
tierra. No la vaya a contagiar. (Después
de dudar durante unos segundos) No sé si con este comportamiento puedan
concretar sus nupcias. Y menos el bautizo.
AEMANIA (exaltada): ¡Pero Padre!
ABELUDIO (Guardándose la libretita en la
gabardina áspera y negra, hecha de plumas de cuervo y piel de pantera): Me
da gusto saberlo, a usted le causa mucho impacto lo que digo. Espero que a este
rebelde le corrija. Hasta entonces, me temo que no podré hacer mucho por usted
señorita Brackwell. Hasta luego.
(Abeludio hace una reverencia con el sombrero y se
retira).
ALEMANIA (furiosa, tratando de
controlarse): ¿Te das cuenta Velasco? Tengo la apreciada ilusión, de casarme contigo y a ti parece más importante defender esos huecos
ideales tuyos.
VELASCO (apagando el televisor):
Querida, la Iglesia es solo para controlar la sociedad.
ALEMANIA: ¿Y tú estúpido show de la calabaza? ¿La inicua caja esa qué?
VELASCO: Es diferente…
ALEMANIA: ¡Ah sí claro! ¡Es diferente porque al señor Velasco se le da su
regalada gana que así sea! ¿No?
VELASCO: No amor, por favor, no discutamos por esto. No tiene sentido, entre
los deberes de todo hombre precasado que tenga un profundo sentido moral de su
vida, está el de dotar de razón a su esposa, aunque no la tenga.
ALEMANIA: Quiero la verdad Velasco, no tus inventos morales. Y ya no tengo más tiempo para esta discusión. (Hace una breve pausa) ¿Qué me sugieres
que haga? Estoy tratando de hacer lo mejor por los dos y tú solo te centras en
ti.
VELASCO (relajado): Lo sé, lo sé. Tan
solo quiero que tomes todo en virtud de la paciencia. No me agrada nada la
forma en la que Abeludio quiere chantajearnos y menos tener que entregarle de
nuestros ingresos. ¿En qué siglo estamos? En la ciudad nadie hace de eso.
ALEMANIA:
Sé lo difícil que es para ti, pero tendrás que
aceptarlo, aquí las cosas funcionan así… (Asustada)
¿Ya no te quieres casar conmigo verdad?
VELASCO: Quiero que este pueblo cambie.
ALEMANIA:
¿Y me imagino que lo hará viendo ese programa verdad?
VELASCO: Tal vez si existiera la forma de hacer reales los milagros, pues…
ALEMANIA: (Con nostalgia) No Velasco, no estás pensando la situación. A
veces puedes ser muy hiriente. Debo irme ya. Adiós.
(Alemania le observa enfadada y se retira de
la casa. Velasco enciende otro cigarro, prende el televisor y lee la cajita
de nuevo; sonríe.)
VELASCO: ¿Qué es lo que la gente dice en estos momentos? ¿Al mal tiempo darle
buena calabaza?
ACTO SEGUNDO
Sentimientos
(En
una Sala de autopsia y depósito de cadáveres. Cuchillos en guardia listos para
ser desenvainados de su base de madera, miles de agujas en los pequeños
cajones. Las paredes son de concreto macizo y sudan el hedor de la sangre; la
habitación es iluminada por un péndulo incesante.)
JOHNSON: ¿Y dígame doctor qué hará con los cadáveres? ¿Va a congelarlos?
DR.GRIM: Por el momento no. (El doctor retira
la manta de uno de los cuerpos; tocando la cabeza del cadáver) Solo pienso
en usar los sesos. Pasado el experimento, los cuerpos enteros irán para mis
preciosos cuervos.
(Johnson comienza a derramar saliva y sin poderse
contener acerca sus dientes perfilados al cráneo del cadáver. El doctor Grim le
asesta un ligero golpe en la nuca)
DR.GRIM: No los toque, son el último elemento para mi experimento.
JOHNSON (ansioso): ¿Qué clase de experimento
doctor?
DR.GRIM (frívolo): Ah mi estimado Ben Johnson, tu curiosidad no ha cambiado nada, me
pregunto ¿cómo serás cuando termines la carrera? ¿Seguirás experimentando con
seres humanos?
JOHNSON (con vergüenza): Bueno
doctor, usted sabe que está estrictamente prohibido la experimentación con
seres humanos.
DR.GRIM (riendo): ¿Pero nadie dijo nada respecto a los cuervos verdad?
JOHSNON (seguro de sí): Usted dice
bien. Nadie ha mencionado algo respecto de esos espantosos animales. Pero sobre
humanos…
(El doctor Grim coloca su mano en el hombro de Johnson.
Éste voltea a verlo tembloroso.)
DR.GRIM: ¿Espantosos? Por favor Johnson, si existe una criatura tan compleja
como el hombre estoy seguro de que son los cuervos. ¿A caso cree que nosotros
somos un espanto?
JOHNSON (nervioso): Por cierto que
sí. Aunque, finalmente es una cuestión de óptica. La intersubjetividad se
manifiesta hasta en la conversación más mundana y espontanea doctor.
DR.GRIM (exaltado): No use su
filosofía módica conmigo, ¿quién cree que es? ¿Sócrates? ¡Que la lujuria de la ciencia se apiade de usted! Piense en experimentos y nada más!
JOHNSON (sumiso): Sí doctor, pero
antes dígame ¿en qué consiste el nuevo experimento? ¿Qué haremos esta vez?
DR. GRIM: Bien ¿ve todos esos cerebros? (El
doctor señala los cuerpos a su alrededor)
JOHNSON (impaciente): Sí que
delicia, quisiera morder uno ahora mismo ¡Por favor doctor déjeme aunque sea
probar éste (saltando a otra camilla)
o éste otro!
DR. GRIM: Cálmese Johnson, maldita sea es usted un médico.
(Ambos se miran entre sí detenidamente y ríen. El Dr.
Grim le indica a Johnson que se encargue de mover la camilla. Ambos salen de la
sala y por un angosto corredor, se dirigen a una puerta solitaria en el fondo
del laboratorio.)
DR.GRIM: Apure Johnson, no tenemos más tiempo. Estoy esperando a otro pupilo
para revelarle mi nueva droga muta cuervos.
JOHNSON: Doctor, por favor, continúe relatando el experimento. Estoy excitado.
DR.GRIM: Bien Johnson; he aquí lo que haremos: decapitamos el cadáver.
Conectamos nuestro simulador de corazón y pulmones (señala un aparato pequeño y frágil situado en una mesa) en la cabeza
decapitada y luego la revivimos utilizando un fuerte impulso eléctrico (señala una toma eléctrica con mangueras de
corriente)
JOHNSON (estupefacto): ¿Es eso
posible doctor?
DR.GRIM: Johnson la ciencia no fija límites, la imaginación sí. Las cabezas después
de recibir la descarga y estando conectadas a nuestros simuladores, duraran al
menos diez segundos con vida.
JOHNSON (alza el par de cejas y sitúa la
camilla con el cuerpo frente a una máquina voluptuosa) ¿Y en qué pueden emplearse tales segundos
doctor?
DR.GRIM: Primero, quiero observar la reacción de nuestros clientes al
despertar de su muerte y volver en sí. ¿Su mente seguirá ahí? ¿Serán capaces de
articular un grito o una sola palabra? ¿Qué sentirán al descubrir que no existe
su cuerpo? ¿La voluntad en su cerebro explotará en menos de diez segundos y los
llevará a un desmayo, o mejor aún… a la locura antes de morir de nuevo?
JOHNSON (extasiado): ¡Doctor, con un
carajo empecemos!
DR.GRIM: Válgase de este aparato (el
doctor enciende la maquina enfrente de la camilla) y decapite la cabeza.
Inmediatamente use la palanca para que la cabeza siga el curso por la banda,
unos brazos mecánicos insertaran las mangueras conectando venas y arterias
artificiales; finalmente nuestro aparato será ensamblado. Tenemos escasos
segundos para proceder.
(El doctor Grim y Johnson proceden como bólidos poseídos
por el diablo. Las mangueras se injertan correctamente en venas y arterias tras
una decapitación sutil. Una fibra delgada cubre el derrame de sangre y una
estridente carga eléctrica chispeante vuelva a la vida al miembro decapitado.
El doctor Grim y Johnson toman su libreta y esperan ansiosos la reacción de su
cliente, mientras una cortina de humo aguarda el misterio)
CLIENTE (gimoteo de dolor y confusión):
¿Dónde… dónde estoy?
(El doctor Grim pica el ojo del Cliente con su lápiz
rápidamente. El ojo reacciona positivamente y se abre, tambaleándose de lado a
lado. El doctor Grim toma una pequeña linterna y la mueve despacio en el aura
de sus ojos.)
DR. GRIM: Apunte… Respuesta a estimulo óptico… Aprobada con un retraso de un
segundo.
JOHNSON: Impresionante.
(Ahora el doctor golpea con un martillo la base de la
mesa. El rostro del cliente se frunce; el cliente comienza a gritar con la
garganta desgarrada)
DR. GRIM: Estimulo auditivo… Aprobado. Nos quedan unos segundos, ¿hay algo que
quiera hacer?
JOHNSON: Sí. (Se acerca a la cabeza del
cliente) ¿Señor, puede entenderme? ¿Está consciente?
CLIENTE (sollozando y jadeante):
¿Estoy muerto? ¡Rachel no mueras, quédate otro segundo conmigo!
(El Cliente frunce el entrecejo y el mentón. Muerde su
lengua brutalmente. Un charco de sangre se atisba en la mesa y entonces,
tanto pulmones como corazón se apagan. El doctor Grim y
Johnson se inmutan, nuevamente con una espesa cortina de humo)
JOHNSON (Tras un fuerte suspiro):
¿De dónde consiguió los cadáveres doctor Grim?
DR. GRIM: Vaya intriga la suya. Esos detalles no son por ahora verdaderamente
importantes para el objeto de nuestra investigación. ¿Se fijó en los detalles
verdad? Lo primero que pudo articular fue una pregunta.
JOHNSON: Convengo en ello.
DR.GRIM: Lo que significa que su cerebro al revivir evaluó inmediatamente su
contexto. La consciencia despertó al mismo instante que el cerebro, pero
evolucionó progresiva y gradualmente en cuestión de solo segundos.
JOHNSON: Por cierto que sí.
DR. GRIM: Posteriormente, sus sentidos, almacenados en la fragilidad de sus
nervios comenzaron a funcionar de nueva cuenta.
JOHNSON: Justo así doctor. Pero, hay algo que usted puede estar dejando pasar,
esencial para la investigación y los resultados de este experimento.
DR. GRIM
(ignorando a
Johnson): En lo sucesivo, el cadáver mostró claras
señas de sufrimiento y desesperación. (Coloca
su pluma en su mentón) Su letargo lo llevó a los gritos y a intentar debatir
señales con el cuerpo y el cerebro.
JOHNSON (iracundo): ¡Maldita sea doctor!
¿Dónde consiguió los cadáveres? ¿Quién es Rachel?
(El doctor Grim hace una breve pausa. Mira
despectivamente a Johnson y camina hacia el interruptor de la máquina. Éste
apaga la máquina y vuelve a mirar a Johnson fijamente)
DR. GRIM: Este cuerpo pertenecía al señor Huntintomph.
JOHNSON (interrumpe al doctor
bruscamente): ¿Quién es Rachel?
DR. GRIM: Los cadáveres los he conseguido yo mismo. Evidentemente nadie se
sometería a mis experimentos de buena fe, así que tuve que matarlos.
JOHNSON (se acerca al doctor Grim con un
paso lento) ¿Cuántos asesinatos cometió en nombre de la ciencia para este
experimento?
DR. GRIM
(nervioso) Tenemos ocho cadáveres a nuestra disposición (se queda pasmado)… Bueno en realidad solo siete, acabamos de
utilizar uno.
JOHNSON (acercándose más y más al doctor
Grim) ¿El del señor Huntintomph no es así?
DR. GRIM
(aumentando sus
nervios) Pues sí.
JOHNSON (sin retirar su mirada de él.
Acorrala en una esquina al doctor Grim):¿Y por qué él? ¿No era Huntintomph
su profesor de la academia?
DR. GRIM
(seguro de sí): Sí, sí, el me dio clases a mí y a mi esposa en la universidad.
JOHNSON (iracundo) No está
respondiéndome doctor Grim. ¿Por qué él y quién es Rachel?
DR. GRIM
(colocando sus
manos en frente para evitar el asedio de Johnson): Elegí
al señor Huntintomph por sus altos niveles de coeficiente intelectual. Profesor
egresado en filosofía de la mejor universidad de toda Francia, doctorado en
Munich y Greenwich (empuja enérgicamente
a Johnson del pecho) ¡Usted dígame si no tenía un cerebro suculento!
JOHNSON (controlando su saliva): Sí,
sí tiene razón.
DR. GRIM
(dirige su
mirada a un punto muerto) Y sobre Rachel no tengo
idea.
JOHNSON (frívolo): Doctor, no me
subestime. Tal vez no tengo el apetitoso cerebro de Mr Huntintomph, pero usted algo me oculta, dígame la verdad Doctor Grim.
DR. GRIM
(desesperado): Hasta en la ciencia se nos ocultan verdades. Créame, es por su
bienestar científico.
JOHNSON (sutilmente se acerca más al
doctor Grim, baja sus manos y procede a mirarlo iracundo): Cuando el
cliente, la cabeza del señor Huntintomph gritó el nombre de Rachel, observe
claramente en usted una reacción engañosa. Sus labios tiritaron como de frío y
entonces cuando le vio morderse la lengua usted parecía más que complacido.
DR. GRIM: Evidentemente que me trae complacencia Johnson, no sea estúpidoy
quiera averiguar más allá de lo que este ejercicio puede traernos.
JOHNSON (relajado): ¿A qué le tiene
miedo doctor? ¿A que descubra su ciencia inmoral?
DR. GRIM: Ergo, no necesita más preguntas. Ahórrese el esfuerzo de su cerebro.
Y sigamos con el siguiente cadáver.
JOHNSON (saca rápidamente un cuchillo de
su bata y lo perfila hacia el Dr. Grim): No… Rachel era su esposa.
(El doctor Grim no puede articular una sola palabra. Su
sudor le recorre espalda, manos y muslos. El frío se proyecta en la enconada
esquina en la que el doctor es preso de la curiosidad de Johnson)
JOHNSON (moviendo el cuchillo hacia el
cuello del doctor Grim): Mató a un excelente profesor de la ciencia médica.
Le dio vida de nuevo para verlo sufrir más allá de su propia muerte. Usted
doctor sabía perfectamente bien que era posible revivir a un ser humano así.
(El doctor Grim continua estupefacto y su cuerpo adelgaza
en el rincón. Su espalda se desliza suavemente en la pared yendo en picada)
JOHNSON (con tono maniático): Y solo
porque se jodía a su mujer todas las noches que usted pasó en Alemania
estudiando ¿no es así?
(El doctor Grim no puede controlar más sus sentimientos y
se desborda en sollozo y so el riesgo de mostrarse patéticamente débil)
JOHNSON: Involucró sentimientos doctor, grave error, pues eligió el
sentimiento equivocado. (Hace una pausa
conmensurada) El amor lo llevó a pervertir su investigación. ¿Tendrá idea
alguna Rachel sobre lo que sucedió aquí? No lo creo. Pero no se preocupe más
doctor, (el doctor Grim le mira
aterrorizado) yo cuidaré de su valioso cerebro y del cerebro de Rachel.
(De un tajo, Johnson corta la cabeza del doctor Grim. Su
cuchillo atraviesa el cuerpo del Doctor con estridencia, Johnson no se detiene
ni un mísero segundo. La sangre espumea en la cara empapada del doctor Johnson,
su tibieza le tranquilaza y la saliva comienza a fluir naturalmente, y esta
vez, sin control que la gobierne.)
JOHNSON: Imagine, doctor (toma un pedazo
de los sesos del Dr Grim valiéndose de su cuchillo y comienza a masticarlo)
todos los experimentos que la ciencia ha censurado.(con orgasmo) ¡Ah su jodido cerebro sabe espeluznante! (Sigue masticando sesos, ojos, labios,
carne) Ahora, en este día glorioso, gracias a su sacrificio, continuaré lo
que empezó doctor. Y como los sentimientos son inevitables yo usaré el
adecuado, el odio.
(Unos pasos se escuchan en el pasillo. Johnson se levanta
de inmediato y corre hacía el pasillo)
JOHNSON: ¿Quién es usted?
WILT: Wilt avere iubet. ¿Está el
Doctor Grim con usted?
JOHNSON: No lo he visto en todo
el día.
WILT: ¿Tiene idea alguna de
cuando regresará?
JOHNSON: No. Pero…
WILT (alterado): Un momento, ¿qué diablos hacía?
¡Está usted bañado en sangre!
(Johnson se queda callado sin poder esbozar respuesta
alguna)
WILT: Nunca he entrado a esa
habitación que usted cuida cual si fuera su centinela. ¿Qué se supone qué hacen
ahí dentro? ¿Tratar con más cadáveres?
JOHNSON (nervioso, la sangre le escurre de las manos y el rostro): Sí, eso
mismo, desde luego. Debe retirarse, hoy no estoy de humor para dar más
explicaciones y tener visitas. ¿Por qué no echa un vistazo en el laboratorio de
cuervos?
WILT (inseguro): Seguro… Le veo luego señor… (Hace una breve pausa y le mira con
incertidumbre)
JOHNSON: Señor Johnson,
encantado de conocerle pupilo Wilt (Johnson
estira su mano hacia Wilt, pero al estar embarrada de sangre éste prefiere no
estrecharla)
WILT: Johnson… Sí.
(Wilt camina hacia la estrecha salida. Se detiene y
regresa el cuerpo de un giro.El doctor Johnson no se había movido un solo milímetro)
WILT (gritando) Ah… olvide algo. El doctor Grim tiene bajo llave el
laboratorio de cuervos, dijo que era peligroso si alguien entraba ahí sin su
entero consentimiento.
JOHNSON: Puedo darle las llaves
y el consentimiento que sea.
WILT: ¿Está usted seguro que
tiene tal facultad doctor Johnson?
JOHNSON: Sí. Tome estas llaves, (avienta las llaves y Wilt las atrapa) abren
cualquier puerta de estas instalaciones. Ahora váyase.
WILT: Bien, espero encontrarme
con el Doctor Grim en su laboratorio. Ave
doctor Johnson, Magna dies vobis luceat…
ACTO TERCERO
El cuervo mutante
(En el laboratorio del Dr.
Grim. Se escuchan a lo lejos cientos de parvadas, los graznidos son diversos.
Plumas negras decoran las mesas con los matraces fríos y plumiformes. Hay
señuelos de madera y algodón por todos lados. En el centro, un roble senil de
agujetas rancias y alargadas.)
WILT: Doctor Grim acabo de encontrarme con Johnson. (El silencio responde y Wilt se acerca a una
de las mesitas con experimentos. Encuentra un cuaderno y lo comienza a hojear) Veamos,
experimentos con Passeriformes, mmm gorrión negro descartado, corneja
descartada, ¿carroñero la última opción viable? Que extraño resulta todo esto.
Revisaré el químico que guarda Grim en el invernadero.
(Tras unos pasos
demenciales, Wilt llega al invernadero, y encuentra el químico en una base
pequeñita labrada en oro. Una nota le acompaña a las espaldas del matraz)
WILT: (leyendo
despacio el pasquín del matraz) “Cuidado, altamente peligroso. De ser
ingerido declárese un bulto de sesos sin pensamiento.” No debe ser tan malo,
esto ha alimentado a los cuervos de Grim durante años y han progresado
sorprendentemente, me atrevería a decir que su inteligencia ha sido por fin
perfeccionada. Al doctor Grim parecen obedecerle en todo, incluso en aquellas
tareas que resultan grotescas para todo paseriforme. ¿Será este brebaje el
secreto de su obediencia? ¡Vaya misterio recóndito de ciencia! (Wilt se dispone a beber de la botella y
unos ruidos en el invernadero le hacen detenerse segundos antes de tomar una
pequeña gota) (pregunta estupefacto y
temeroso) ¿Ha sido usted doctor? No sea altanero en sus formas de entrar en
escena, ¿sigue usted aquí? ¿Doctor? Vaya, ha sido solo un falso desarreglo de
neuronas. Será mejor que lo beba antes de que el doctor llegue, se sentirá
curioso si advierto que ahora yo puedo controlar a los cuervos sin su poderosa
droga, (entre risas) ¡Menuda broma le
jugaré al doctor Grim!
(Wilt bebe de un solo sorbo
el líquido morado del matraz. Se cae inmediatamente al piso, inconsciente. Tras
unos segundos, se reincorpora lentamente)
WILT (enérgico, iracundo, demente): ¡A bene placito se le otorga
el último respiro! Esta energía es impresionante, es como si pudiera
escuchar el eco de los mares y el sollozo de los cielos al derramar sus fuentes
¡Esta vida es increíble y el resto de este mundo le pertenece solo a los vivos!
¡Vamos a vivir más, más, más! (camina de
un lado a otro sin parar en el invernadero, sin poder mantener respiración) Tengo
que hacer algo con todo esto y ahora que dentro de mí se eclipsan las lunas del
universo entero, ahora que dentro de mí se revuelcan en lava los interiores de
cientos de volcanes, debo… (Azota su mano
contra la mesa y los químicos estallan creando una lluvia de colores metálicos
y pardos. Los cuervos se agitan y comienzan a cambiar de forma conforme aspiran
el humo espesado de los químicos) ¡Los cuervos! Pero claro, ellos son el
último elemento del experimento del Doctor Grim, ahora lo entiendo todo (extiende los brazos) ¡Vengan a mí Dioses
de las noche, hermosas bestias del nuevo oscurecer, les invoco a ustedes los
misteriosos plumiformes, hagamos una Tierra libre de humanos y llena de
engendros alados!
(Cientos de cuervos se
reúnen alrededor de Wilt, con sus cuellos elásticos y sus enormes picos
afilados; le miran en silencio)
WILT: Puedo ver a través
de sus ojos, (con sus manos en la frente)
siento cada batir de sus plumas en el aire (con sus manos en el estomago), su hambre de sangre me recorre las
venas
(los
cuervos comienzan a graznar desesperados, unos cuantos sobre vuelan ahora la
escena con círculos perfectos, casi demoniacos)
WILT: (Con vehemencia) ¡Van a dejar la
carroña de una jodida vez, oh mis endemoniados engendros, voy a darles su presa
y ustedes purificaran con negro la injusticia de las sociedades modernas, con
ultranza beberán de mi poder y yo les permitiré tener por fin el lugar que
merecen en esta naturaleza: La supremacía de la cadena alimenticia, la
supremacía de la ciencia y la inteligencia, el arte y la filosofía! Yo sé que
tomará tiempo forjar nuestro imperio, pero ya sé por dónde comenzar… (Un par de cuervos rechonchos se estacionan
en los hombros de Wilt y comienza a picotear sus orejas; Wilt enloquece) ¡Sí!
¡Comed de mis sesos! ¡Fusiónense conmigo aquí y ahora, amos del misterio, beban
mi sangre maldita y hagan de mi carne un banquete!
(Los cuervos invaden cada
rincón del cuerpo de Wilt, le desuellan con garras, no le perdonan ni las iris
de los ojos, le castigan los músculos con sus poderos picos y finalmente, en el
mar de sangre, se bañan los cuervos. Su rojizo vino de sus plumas se combina
con el viento, despegan en cuestión de segundos y abandonan el laboratorio.)
ACTO CUARTO
CALABAZA SECUESTRADA
(En la casa de lenocinio; un
azulejo de mosaicos enfría el suelo. La barra de tragos está llena de clientela,
el televisor del rincón encendido. Doña Pacha sirve las copas, arma los tragos
con pericia extrema y su horda de prostitutas acaloradas le esperan sentadas a
sus espaldas. Entra Velasco chirriando al doble la campanita de la puerta,
misma que advierte la llegada de visitas de lujuriosos adictos o de gorilas en
celo: políticos.)