
El cuervo en realidad no sabía escribir, pero su querida debería comprender, ya que la carta era de amor y cómo estaba en una urgencia no tenía tiempo de mayores explicaciones. Apenas tira vuelo de nuevo, el cuervo empuja al aire la carta y la luna se la come de una mordida. La carta quedaba olvidada en la luna, la luna en el cielo, y el cielo en la noche, pero la noche está lejos, lejos, lejos, lejos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario